Enclavada en lo alto de la Sierra Madre Oriental, la Casa Torres busca establecer un íntimo contacto con el entorno natural en el que se encuentra. Discretamente abierta hacia la calle, se entra a la casa por un espejo de agua del a que sobresale un árbol imponente por su tamaño y por su belleza. Ya en el pórtico, una gran puerta da la bienvenida en forma de mural hecho a base de mármol, madera y acero.
Una vez traspuesta, el vestíbulo se torna en un espacio de materiales contrastantes como el mármol Santo Tomás color lila y los muros de recinto volcánico; desde este espacio se tiene una continuidad visual con el resto de la casa y con el jardín que fue dejado tal y como estaba el bosque original de pinos y encinos.
Desde la sala, concebida casi como una caja de cristal, se puede apreciar a una sola vez la montaña y el jardín, gracias a los grandes ventanales que tiene. Como se encuentra en la montaña donde en invierno suele hacer frío, se tiene también una chimenea en torno a la cual se reúnen con frecuencia los moradores de esta casa.
Desde el comedor y desde el cuarto de televisión se puede llegar al techo donde una terraza permite disfrutar de las esplendidas vistas de la Sierra Madre Oriental y de Monterrey con el fondo musical de los sonidos de la naturaleza que aquí se perciben mejor que en ningún sitio de la ciudad.
Datos de proyecto
Arquitecto: GLR Arquitectos / Gilberto L. Rodríguez
Ubicación: Monterrey, N.L., México
Proyecto: 2007
Ubicación: Monterrey, N.L., México
Proyecto: 2007
Superficie construida: 552 m2
Fotografía: Jorge Taboada
Fotografía: Jorge Taboada
Contacto